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EZTABAI

Lo que no debe ser nombrado

diciembre 12, 2020 by Mikel Dejar un comentario

En las novelas de Harry Potter el gran malvado es conocido por «Quien-Tú-Sabes», «El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado» o el «Innombrable», en la Educación hay otro concepto al que se le podría nominar de la misma forma, así que de momento no lo vamos a hacer. Hace muy pocos días hemos tenido reuniones de «eso que no se puede decir» para unos días después publicar las notas en Internet, la pandemia ha hecho que desaparezcan los boletines. Bueno, como estamos cerca de la Navidad vamos al turrón que es lo que importa.

File:Lord Voldemort.jpg - Wikimedia Commons

Wikimedia Commons

Llevo más de 30 años en el mundo educativo y he pasado por todos los puestos, he sido sustituto, interino, luego aprobé las oposiciones, después fui profesor a tiempo completo o con otras tareas como coordinador TIC, coordinador a palo seco, jefe de estudios y ahora director de instituto sin dejar de ser profesor de Biología-Geología en ningún momento, así que tengo mucho que contar sobre «lo innombrable». A la hora de «poner una nota» en un papel o en la pantalla de un ordenador he visto de todo, vamos con un listado:

  • La persona que todo lo mide, que apunta cada actuación de clase, cada deber hecho o no hecho, cada pregunta, cada respuesta, todo en su carpeta mágica de la que luego saldrá un número entero del 1 al 10.
  • La persona que no apunta nada, que todo lo fía a su excelsa memoria, que tiene en cuenta también todo lo apuntado arriba, pero que es capaz de resumir todo en un golpe de tecla en la fila de los números.
  • La persona que suma, resta, multiplica y divide de forma primorosa, todas sus medias son perfectas, se ajustan a lo dado en clase, exige rendimiento, precisión y puntualidad (valores denostados en nuestra escuela últimamente), y que luego es capaz de extractarlo todo en una nota siempre objetiva porque se acopla perfectamente a «los objetivos de la programación».
  • La persona que al entrar en clase dice «todo vale para nota, hasta la forma de peinarse, las preguntas, las respuestas, la limpieza, la precisión, la imaginación, todo, todito, todo» y que puede apuntarlo o no, pero que en su archivo interno se acuerda hasta de los detalles mínimos y los puede convertir en nota.
  • La persona que no cree en las notas, en las calificaciones, que denigra las pruebas escritas y pide trabajos, vídeos, audios, exposiciones, presentaciones, ya sean individuales o colectivas. Tendrás una nota, sí, pero vas a tener que sudarla.
  • La persona que cree que todo lo que hacen los demás está mal, que tal asignatura es un hueso y esta otra un coladero, pero que la suya es justa y necesaria, es nuestro deber y salvación cumplir todos los objetivos debidamente planteados al inicio de curso y que son absolutamente in-a-mo-vi-bles.
  • La persona que cree que todos lo hacen bien y ella mal, que siempre está buscando fórmulas mágicas para calificar lo incalificable. para ser justa y mesurada a la vez, para querer quedar bien con todo el mundo… y quedar mal.
  • La persona imbuida en sus rúbricas, en calibrar cómo se ajusta lo dado en clase a lo exigible, en elaborar esa fórmula que se da o no se da, que el alumnado realiza o no, y en base a eso tomar una decisión en forma de número, siempre exacto, siempre cierto.
  • La persona que se ajusta 100% a la ley, que si dice que el examen debe valer el 50% y no más, entonces es eso lo que debe de valer (ya quería usar yo este juego de palabras hace tiempo).
  • La persona que un trimestre tiene unos criterios, ve resultados y decide cambiarlos al trimestre siguiente, eso sí, sin avisar.
  • La persona que un trimestre tiene unos criterios, ve resultados y decide cambiarlos al trimestre siguiente, eso sí, avisando.
  • La persona que hace justo lo que le han hecho, esto es, si fueron duros con ella, ella lo será con el resto, y si fueron blandos… pues eso.
  • La persona que se ha leído todo los mamotretos y en todos los idiomas sobre «lo-que-no-se-puede-nombrar», ducha en Pedagogía de la buena, no de las magufadas esas que traen las modas y que hablan de sensaciones, pálpitos y vibraciones transformadoras.
  • La persona que sí cree en todas las magufadas, que hoy se empeña en la inteligencia emocional, mañana en lo conductual y pasado en lo propedeútico, sin olvidar todas las siglas y los bolígrafos verdes que le pongan delante, que hoy insiste en el valor de pintar mandalas y mañana quiere que «aprendan» la tercera declinación porque habla de los enemigos (hostis, hostis).
  • La persona…

Sí, ya sabemos que el proceso ese del que hablamos, «lo innombrable», puede ser sumativa, adaptativa, diagnóstica, formativa y demás hierbas, además de ser objetiva, subjetiva o medio pensionista, que no todo se reduce a una calificación, ni a un informe o una frase que adorne o matice un número, pero es que también me he dado cuenta que si al final no haces «lo que se ha hecho toda la vida», esto es, cada trimestre dar un resultado que hable de tu rendimiento, se te mosquean gran parte del profesorado, más el alumnado y los progenitores. ¿Dónde está la justa mitad de todo esto? Llevo 30 años preguntándomelo.

En esta vida conseguimos títulos después de pasar muchas pruebas, trabajos después de demostrar nuestra valía con títulos (¡mira tú!) o más pruebas, capacitaciones para hablar idiomas mediante exámenes más o menos complejos, carnets de conducir tras muchos test y pruebas prácticas donde demostrar tu pericia. Algo o alguien nos aplica unos criterios, nos clasifica (eso es poner una puntuación) y nos hace aptos o no para una labor, sea la que sea, hasta la misma naturaleza funciona así con las especies, pero entiendo lo difícil que es eva… eh, que casi lo digo.

Aquí lo dejo y seguiré en 4 días, son los que me he dado para elaborar otro post con un poco más de mala leche.

 

P.S.: A ver si adivináis quién soy yo de los 15 puntos de arriba.

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Porque yo lo valgo

octubre 16, 2020 by Mikel Dejar un comentario

Wikipedia

Cuando en marzo el virus se hizo fuerte fuera y nos mandó enclaustrarnos en nuestras casas, muchos pensaron (pensamos) que era algo pasajero, que todo volvería a la normalidad en poco tiempo, que Occidente es omnipotente y que en Oriente no habían sabido actuar porque no tienen nuestros medios de ciencia ficción. Marzo avanzó con cifras muy preocupantes, Europa entera temblaba con ese pequeño trozo de ARN que mandaba a mucha gente a los hospitales, a un porcentaje significativo directamente a las UCIs y que también mataba, más que la gripe. Las vacaciones de semana santa no fueron tales, se cortaron de raíz dos de las características que definen nuestra sociedad, la movilidad y las aglomeraciones, justo los entornos donde el SARS-CoV-2 generador de la COVID se mueve a sus anchas.

Acabó abril, siguió mayo, hubo una vuelta a la normalidad bastante anormal y en julio ya tuvimos unos números decentes para ir a votar o de vacaciones a la playa. Viajar fuera del país se puso bastante difícil, las precauciones post-confinamiento se fueron relajando y en agosto volvimos a números que indicaban una evolución preocupante.

Occidente sacó pecho en julio y a lo largo del verano se dio cuenta de que el virus no se había retirado, que iba a venir una segunda ola, e incluso una tercera.

Así de preparados estábamos para la segunda ola. pic.twitter.com/xJOXodtove

— Dios (@diostuitero) October 16, 2020

Pero ni aún así, no espabilamos. Los humanos, al menos los de Occidente, no podemos aplazar lo que nos hace felices (esto es de Manuel Jabois). Entre la gente terraplanista, antivacunas, antimascarillas, anti OMS, los negacionistas del virus que tan pronto discuten su existencia, como que mata poco, que salió de un laboratorio y vuelven al que no existe, todas esas personas se afanan en defender su libertad, su «felicidad» sin tener en cuenta al resto. Les da igual que les enseñes el mapeo de su genoma que ya se hizo en enero, no les importa que el virus haga destrozos mientras lo sufres o con sus secuelas porque no conocen a nadie cercano al que le haya pasado. Les pones ejemplos, les das nombres, todo es igual, «tendrían alguna otra cosa«. Todo eso me recuerda la justificación de los crímenes que se daban en los años de plomo del terrorismo aquí, tanto por una como por otra parte: «algo habrá hecho«.

Las instrucciones son muy sencillas, pero parece que en sus duras cabezas y en sus pétreos corazones no entran: mascarilla, distancia, higiene y huir de sitios cerrados, no es tan difícil. Pues bien, les da igual, alegan que el oxígeno no entra en su aparato respiratorio porque lo impide la mascarilla, escuchad a un biólogo:

Si una molécula de oxígeno tuviera el tamaño de una pelota de tenis, el SARS-COV-2 sería como el estadio de Roland Garros. Pero tú insiste: las mascarillas, que dejan pasar el virus, no permiten que las atraviese el oxígeno. Toma, un azucarillo.

— Carlos Chordá (@CarlosChNav) September 28, 2020

O que el dióxido de carbono les está matando al usarlas:

La mascarilla produce hipoxia y acidosis. Salvo a los cirujanos porque, como todo el mundo sabe, inhalan oxígeno por una oreja y exhalan CO2 por la otra

— Carlos Chordá (@CarlosChNav) August 2, 2020

Les da igual, para saltarse todas las medidas sanitarias se aplican el eslogan que da título a esta entrada, son los «yomímeconmigo» que después piden asistencia rápida y una ambulancia a la voz de YA.

No, no todas las ideas merecen respeto, aquellas que atentan contra el prójimo, que ponen en peligro a las otras personas bien sea por acción o inacción, esas ideas no se respetan, se debe actuar contra ellas. Hay miles de ejemplos, como aquellas leyes que decían que las mujeres no podían votar, o que los humanos de otras razas eran seres inferiores, hay que desobedecer y discutir con argumentos hasta las últimas consecuencias, ignorar que existen esas convicciones no hacen que desaparezcan. Seamos combativos, siempre.

Este virus ha llegado desde otros animales para quedarse, inventaremos fármacos para aliviar sus destrozos, quizás una vacuna, tal vez mute y se haga más benévolo. Mientras, hemos de protegernos y cuidarnos mutuamente, punto.

Es contagioso y es peligroso, que nuestra soberbia occidental no vuelva a subestimarlo.

Image by Juraj Varga from Pixabay 

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Euskal Autonomia Erkidegoko Hezkuntza Sailari

octubre 12, 2020 by Mikel Dejar un comentario

Pixabay License

Urriaren 7an gure institutura sailburua, sailburuordea eta Bizkaiko delegatua etorri ziren. Bisita mamitsua izan zen eta ondo ikusi zuten, COVID dela eta, gure institutuan gertatzen ari zela eta bide batez beste zentru guztietan errepikatzen dela, hau da, espazio falta, errekurtsoen eza, beldurrak eta planifikazio txarrarekin egin diren akatsen emaitzak. Dokumentu bat eman genien eta behean duzue laburpen kronologiko bat (guk emandakoa 5 folio, hau 2, besterik ez). Bilerak bi parte izan zituen, bata kexa eta salaketekin, eta bigarrena gure eskariak eta haien proposamenak entzutea. Gutxienez zeozer ikusi eta entzun zuten, elkarrizketarako jarrera erakutsi zuten eta nahiko atseginak izan ziren, gero gerokoa.

Haien esku lema dago eta Hezkuntza-itsasontzi hau kai baten aproposa eramateko norabidea aldatu behar dute bai ala bai, ikusiko dugu, oso adi egongo gara zalantzarik gabe.

 

IRRIFARRAK VS PANKARTAK

 Irrifar gutxi aurkitu omen dituzte zenbaitek berriro irekitako ikastetxeetan. Irrifar gutxi eta pankarta gehiegi nonbait. Desoreka hori, adierazgarria iruditu zaio bere karguan estreinatu berri den Jokin Bildarratz Hezkuntza Sailburuari. Bada, irakasle garen legez, azalpenetan jaioak gara aspaldi, erraza zaigu pankarten atzeko haserrea eta samina argudiatzea:

  • Otsaila bukatzen ari da, martxoan SARS-COV-2 birusaren lehen aztarnak ageri dira Euskal Herrian. Hedapena nabaria da, eta ikastetxeetan, gizartean sorturiko kezka isladatzen da. Ehundaka izango dira EAE guztian garai hauetarako aurreikusitako ikasbidaiak. Tamalez hartu beharko dugun erabakia badakigu, ikasle eta irakasleen osasuna ezin da kolokan jarri. Hala ere, administraziora jotzen dugu, salbuespen egoera honetan afera hau aintzat hartuko baitute, ezin gaituzte noraezean utzi. Hainbat dei egin eta gero oker genbilela konturatzen gara; oraingoz, ezinezkoa omen dute erabaki hori hartu, nahiz eta Gasteizeko ikastetxe guztiak itxiak egon. Berriz ere, guri bustitzea dagokigu, gurasoek jarritako diruarekin zer gertatuko den ez dakigularik. Eskerrak, Hezkuntza Sailetik bidai hauek antolatzearen garrantzia azpimarratzen diguten, zenbaitetan txalotu ere, dena esan beharra dago
  • Bi egun geroago, prentsaz ohartzen gara ikastetxeetatik atera behar garela. Korrika, presaka, ikastetxea hustu beharra daukagu. Ikasleei oporraldi bat ez dela barneratu arazi, lasterka ordenagailurik izango ez luketen ikasleak detektatu eta abar luze bat, ordu
  • Biharamunean, irakasleok ardura osoz ezagutzen ez dugun erronka berri batetan murgiltzeko indarrak metatzen ditugu. Plangintza telematiko bat adosten dugu, ikasgela birtualak guraso eta ikasleei helarazteko. Oraindik, neurrigabe hasiko diren pantaila aurreko orduez jabetzeko denborarik ez daukagu.
  • Jadanik apirila heldu da, bi aste daramatzagu gure mugikor eta ordenagailu lagun banaezinekin, gau eta egun amaigabeak ikasleen hezkuntza eskubidea bermatu nahian. Bapatean, berriz ere komunikabieen bitartez, Cristina Uriarte Hezkuntza Sailburu ohiak ikastetxeetako ordenagailuak bana ditzakegula adierazten digu. Antza denez, arrakala sozio ekonomiko eta kulturalari arrakala digitala deitzen diote orain, ordenagailu batek dena konponduko balu bezala. Dena dela, beste behin berandu, dagoeneko ordenagailuak banatuta genituen ikasle horiek galduta egon ez
  • Asteak badoaz eta administrazioa desagerturik daukagu. Bitartean, irakaslegoa, ikaslegoa eta gurasoak pantaila bati so; bideotutorialak, bideokonferentziak eguneroko ogia. Bapatean, guztiak konfinatuta gaudela, telebistatik jasotzen ditugu aurtengo ebaluazio irizpide berriak. Ez gara hauetaz eztabaidatzen hasiko gehiegi luza gaitezkeelako, baina uste dugu bestelako kanalak baditugula hontaz jabetzeko. Baina ez, beste behin ere, antzezlan honetan ikusle hutsa izango bagina sentiarazten gaituzte.
  • Maiatza heltzen da, pantaila arteko bilera zein eztabaidak jarraitzen dute, inor atzean gera ez dadin ikasleen eboluzioa aztertzea erronka nagusia. Norgehiagoka berriari heldu diogula uste dugunean, telebista eta prentsa amezgaizto bilakatzen dira. Cristina Uriartek eta Nekane Murgak ikastexeak modu orokortu batean ireki behar ditugula adierazten digute. Bapateko presak nabari dira edonon, ikasleak bueltatzea proposatzen dute, irakasleak bueltatu ez garenean. Nola bermatu segurtasun neurriak? Non daude EPIak? Nola uztartu klase presentziala eta telematikoa? Oraindik ez dugu ezta kontingentzia planik jaso eta guri diseinatzea ez dagokigu, orohar ez gara adituak horretan. Josu Erkorekak irtenbidea dauka guzti honentzat; aho betez dio ikastetxeek desinfekzio prozesu bat jasan dutela eta soluzio hidroalkoholikoa heltzear dagoela. Gure ikastetxea desinfektatua dago bai, baina ditugun garbitzaile biek hartu dutelako bere gain ezinbesteko lan horren zama, inork helarazitako EPI eta baliabide berririk gabe noski. Urteetan gutxieztutako eta gehienetan emakumezkoek egiten duten lan hau, bapatean nahitaezko bilakatu den honetan, ez dituzue aintzat hartu. Martxoan greban bazeuden ere, bertan behera utzi zuten gu Baina nor arduratzen da premiazko langile hauen zaintzaz? Zalaparta erdian, uztaila hauteskundeak egiteko une egokia izan daitekeela diosku Iñigo Urkulluk nonnahi.
  • Zuzendaritzatik garbi daukagu, ikasleak bueltatuko badira, indartze saio batzuetarako edota ekaineko ez-ohiko azterketak egiteko izango da, oso era kontrolatu eta mailakatuan. Berdin da, Arantxa Tapia daukagu aurrez aurre lanera itzuli beharra daukagula esaten, gainontzeko sektoreek hala egin dute eta. Honek ez omen daki, martxotik aurrera gure etxeetako zenbait txoko ikasgela bilakatu ditugula. Egindako lan eskerga gutxiezteaz gain, iraingarria oso.
  • Ekaina heldu da, irakasleok ikastetxeetara itzultzen gara, eta tarteka ikasle gutxi batzuk artatu ditugu neurri guztiak bermatuz. Ematen du ikasturtea atera dezakegula, konfinamenduaren norgehiagoka honi eutsi diogunaren sentsazio xume bat ageri da. Hala ere, Zuzendaritzan antsietatea nagusi, hurrengo ikasturtea helburu. Hezkuntza Saila desagertu da berriz ere, hauteskundeetaz mintzo dira komunikabideetan baina irailean aurrez-aurreko eskolak bermatzeko; neurri, protokolo, baliabide eta jarraibide zehatzik ez.
  • Uztaila heltzen da eta gure beldur guztiak errealitate bilakatzen dira. Aurreko ikasturteak bezalaxe prestatu beharko dugu 20-21 ikasturtea; betiko baliabide berdinekin, eta Erkidegoko ikastetxe guztietara (berdin haur, lehen zein bigarren hezkuntza izan) bidali den kontingentzia plan berarekin, non, hiru agertoki deseberdin diseinatu beharko ditugun. Egia ez balitz, parodia zein zientzia fikziozko pelikula batean koka genezake udako bi hilabeteotan.
  • Iraila heltzen da, zuzendaritzak diseinatutakoa martxan jartzeko unea. Urduritasuna eta egonezina edonon. Aurrez aurreko eskolan sinesten dugu, ez dugu gure jarduna pantailetan berbirtualizatu nahi, baina hezkuntza komunitate osoaren osasuna kolokan dago; osasuna eta ikasleen hezkuntza eskubidea halaber. Ikastetxera egokitutako plana nekez atera daiteke aurrera, baliabide urritasunagatik. Martxotik hona, ez da inongo aurreikuspenik egin eta ikastetxeei leporatu dizkiezue zuei dagozkizuen erantzukizunak. Irakasleok prest egon gara eta prest gaude ahaleginetarako. Hala erakutsi izan dugu azken hilabeteotan, baina Hezkuntza Saila aparte ikusi dugu eta pausuren bat eman duenerako ikastetxeetako langilegoa aurreratu zaio. Lidergo falta oro har. Suminduta gaude, itzulera adostu eta seguru bat baino ez dugu nahi. Eta oraingoan bai, aski da, grebara goaz. Orduantxe, izendatu berri duten Urkullu lehendakariak honela dio; “ikastetxeak udaran itxita egon dira, beraiek aldiz lanean”. Falta zitzaiguna; gure lana behin eta berriz gutxieztua izan da, ikastetxeengan jarri dituzue zeuei dagozkizuen erantzukinak, ez gaituzue baliabideez hornitu, zein helbururekin egiten ditu lehendakariak adierazpen horiek?

Egun egiten ditugun aldarrikapenak ez dira birus batek sortarazitakoak. Pandemia honek inoiz baino nabarmenago utzi ditu urteetan eginiko aldarrikapenak. Erratioak jaistea ezinbestekotzat jo izan dugu beti, maila pedagogikoan zein akademikoan ikasleen beharrizanei arreta egokiago bat ematekotan. Pandemiak garbi utzi duena zera da, osasunari erreparatuz ere, 40 metro karratutan 25na nerabe sartzea ez dela bideragarria. Jakin badakigu, bapatean OMS-ek proposatutako 15 ikasleko erratioak bermatzea zeharo zaila izan daitekeela, bai azpiegitura zein irakasle eza dela eta. Baina konbentzituta gaude, inoiz baino lehentasun handiagoz ekin behar diogula erronkari; adostasunak bilatuz herri honek behar duen zutabe garrantzitsuenetako bat indartu eta berreraiki beharra daukagu, etorkizun hurbilari anbizioz begiratuz. Kalitatezko eskola publiko eta euskalduna dugu helburu, balore feministetan oinarrituta, eta ikasleen beharrizanei ekitatez erantzungo diona, familien desoreka sozio-ekonomikoen gainetik ikasleen premiak asetuko dituena oro har. Honetan irmoki sinisten dugu, Hezkuntza Sailak bide bera egiten hastea besterik ez dugu behar; inbertsio publiko, aurreikuspen, proposamen eta ekintza zehatzekin, borondate politikoarekin alegia. Has gaitezen ba, hamarnaka urte galduak dira baina bidea zein den badakigu behintzat. Soilik horrela, elikatuko baititugu ikastetxeak irrifarrez. Soilik orduan, aldatuko da irrifar eta pankarten arteko korrelazioa.

 

Berriz BHI-ko Zuzendaritza Taldea

 

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Escalando la pared

octubre 4, 2020 by Mikel Dejar un comentario

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EN AGOSTO EMPECÉ ESTA ENTRADA Y AHÍ LA DEJÉ, EN LAS TRIPAS DE WORDPRESS

 

He empezado este post muchas veces y otras muchas lo he borrado. Quería hacer varias reflexiones sobre 2020, el CoV y su incidencia en la sociedad, y por ende, en la Enseñanza, con mayúsculas. Los temas se me agolpaban así que he esperado a agosto para convertir mi tormenta neuronal en lluvia fina, y no ha sido fácil. Desde que volvimos al insti en abril, justo después de Semana Santa, las cosas se fueron complicando, día a día, a veces hora a hora, todo era incertidumbre. Sí, el equipo directivo volvió ya en abril, a veces a turnos, otras veces a horario completo, eso compaginándolo con las clases virtuales y la burocracia que no cesaba. La situación sanitaria nos obligaba al distanciamiento, a las mascarillas, a no coincidir los pocos que íbamos en el mismo lugar y mucho tiempo, mientras nuestros dirigentes se liaban una y otra vez y nos dejaban con el culo al aire delante de nuestro alumnado, profesorado o progenitores. Que si ya no volvemos hasta septiembre; que sí, que volvemos a mediados de mayo; que no, que hay que tener en cuenta sólo dos evaluaciones; que no puede quedarse nadie repitiendo; que sí pueden repetir y no sacar el título si no han hecho nada a lo largo del curso… Y así ad infinitum.

A lo largo del confinamiento hicimos cosas bien y otras muy mejorables. Había empezado a escribirlo todo en varios párrafos pero lo pongo en forma de listado que se lee mejor

BIEN

  • Conseguimos que se conectasen los 248 alumnos y alumnas.
  • Prestamos más de 20 ordenadores.
  • Conseguimos conexión wifi para unas cuantas familias con dificultades.
  • Intentamos que los seminarios coordinasen a sus integrantes, que aquello que decidimos el viernes 13 de marzo de «acompañar mientras dábamos clase» fuese una realidad, y casi todos lo consiguieron.
  • Estuvimos cerca del profesorado con llamadas y videoconferencias, no sólo había que acompañar al alumnado.
  • Mantuvimos abierto el instituto, la «institución» siguió funcionando, la burocracia también.

 

MAL

  • No toda la gente conectada tuvo un aprovechamiento óptimo, alguno se nos escapó.
  • La coordinación entre seminarios a la hora de poner tareas o proponer trabajos no fue todo lo fluida que hubiesemos deseado.
  • Hubo tiranteces cuando el profesorado tuvo que volver sí o sí al instituto aunque no tuvieran alumnado.
  • «Cada maestrillo tiene su librillo» agitado, no mezclado con el uso de cada cual de las herramientas TIC dieron resultados dispares y hubo malos rollos.
  • La comunicación con algunos progenitores fue complicada, algunos tutores descuidaron esa faceta y nos dimos cuenta tarde.
  • Los cambios de los criterios de evaluación no fueron debidamente comunicados entre los diferentes estamentos y hubo malentendidos.

Acabamos el curso como pudimos. Sí hubo homenaje a la gente de 4º que sacaba el título, pero todas las situaciones que se vivían dentro de las cuatro paredes del instituto eran extrañas, huyendo unos de otros, limpiando, desinfectando, siendo casi todos solidarios con el otro, cumpliendo las normas sanitarias (casi todas).

HASTA AQUÍ LO ESCRITO EN AGOSTO

 

Llegó julio y las RPT caóticas, que si no nos daban las horas de las reducciones a los mayores de 60 años, que… Eh, esperad, esto lo convertí en un hilo de Twitter el día 6 de septiembre y tuvo más de 96.000 vistas, así que pinchad en  y leer, es mejor que volver a escribirlo

Voy a explicaros cómo se ha vivido este inicio de curso desde la dirección de un instituto pequeño que mañana abrirá sus puertas a 1º y 2º de ESO (DBH en euskera). La cosa empieza ya en junio así que más que hilo será madeja.

— MiKeL (@eztabai) September 6, 2020

 

Y hasta hablé en la radio:

Pinchad y escuchad, igual hasta tiene publicidad

Hemos acabado septiembre, desde el día 7 tenemos a 1º y 2º de ESO y desde el 16 (el 15 no hicimos la presentación porque hubo huelga), ya está el instituto al completo con 3º y 4º llenando cada rincón del edificio. Aquí el resumen de la situación:

Llevo doce cursos en mi insti, éste es el duodécimo en concreto, y cuando llegué el 1-9-2009 había 136 alumnos y alumnas y una veintena entre docentes y educadores. Hoy, el alumnado suma 257 y el profesorado casi se ha doblado. El edificio es el mismo, las paredes son rígidas.

— MiKeL (@eztabai) September 25, 2020

Hemos tenido algunas personas confinadas, una profesora con un positivo y cada vez que alguien tose, tiene dolor de garganta o de cabeza, el cisco montado es fenomenal. Cada mañana tenemos que hacer de Sherlock Holmes y luego de House pasando por todas las clases a ver quién no ha venido. A diario alguien se pone malito y suenan todas las alarmas: llamadas a casa, contacto con su personal sanitario, localización de familiares, consultas con Osakidetza, todo a la vez. Mientras, el instituto tiene que funcionar, hay que gestionar proyectos, bajas, altas, reuniones de madres, padres y profesorado… y dar clase, porque la gente que estamos en dirección también damos clases. Llevamos ya un mes en el insti y el cansancio es notorio, la tensión se palpa y la falta de soluciones es nuestro menú diario. Vamos con esto último dando un salto al siguiente párrafo.

Hace tres días me planteaba eso de las soluciones en Twitter:

En institutos masificados, sin posibilidad real de ampliación de espacios o número de aulas, ¿cuál es la solución?
¿Semipresencial?
¿Más profesorado?
¿Personal sanitario en los centros?
¿Despertar del mal sueño COVID-19?

— MiKeL (@eztabai) September 30, 2020

No tengo nada claro cuál es la solución realista en una situación de pandemia. Evidentemente un edificio más amplio nos resolvería la cuestión de los espacios, pero habría que duplicar la plantilla de profesorado para generar clases espejo. Lástima que los edificios no sean como los de las películas de ciencia ficción, que se pueden hacer en un abrir y cerrar de ojos y dotarlo de todo lo último.

Muy poca gente quiere pasar a lo semipresencial en etapas tempranas como las nuestras, igual en la Universidad puede funcionar, incluso lo de las clases espejo, sin vigilancia,  en la ESO no se está por la labor. Con la experiencia adquirida de marzo a junio y su sabor agridulce, creo sinceramente que muy poca gente quedó satisfecha, ni siquiera los «geek» como yo. Eso sí, a nivel epidemiológico la cosa funcionó y se doblegó una curva que para inicios de julio ya presentaba buenos números. Lo semipresencial (semana en el insti, semana en casa), nos aportaría unas ratios ajustadas, con el riesgo del descuelgue de la gente que se queda en el domicilio.

La apuesta de la Administración es, según lo que oímos a diario, la presencialidad cueste lo que cueste, y por tanto los riesgos de salud de alumnado, profesorado y personal no docente creo que entran en el precio a pagar. Estamos en otoño y las toses, los dolores de garganta, las migrañas, toda la parafernalia que trae la estación, todo eso que antes se solucionaba con un par de días en casa, este 2020 cursa con PCR y confinamiento de los contactos, es el aprendizaje interruptus. Cada semana va a ser una aventura y un conteo infinito de enfermos, confinados, PCRs y rastreos, hagan sus apuestas.

Lo de tener personal sanitario o que al menos nos ayude con todo lo que supone el seguimiento de la COVID-19 no es ninguna tontería. El rastreo sería mejor, habría una sola persona de contacto y no una cada día, y por fin sabríamos cómo se hace, porque estamos aprendiendo sobre la marcha y seguro que no lo hacemos bien.

Hay que acabar con esto que se está haciendo muy largo, abajo viene algo interesante.

El otro día en la reunión de directoras y directores con el nuevo consejero de Educación de Euskadi, Jokin Bildarratz, conseguí su compromiso para hacer una visita a nuestro instituto (os avisaré cuando se concrete, hay fechas bailando). En sus primeras tres semanas tuvo tiempo de ir a inaugurar el curso a la universidad de Deusto y el de las ikastolas, ambas entidades privadas, así que no tenía excusa para no venir a ver el funcionamiento diario de un instituto público de pueblo, donde en aulas de 32 metros cuadrados hay 22 personas, eso sí, pelándose de frío para mantener las ventanas abiertas y usando mascarilla como manda nuestro plan de contingencia. Creo que la reunión con él y sus colaboradoras (van a venir otras tres personas) va a tener dos fases, una primera de crítica por falta de planificación y casi maltrato, y otra de peticiones. Seguro que lo que denunciamos y lo que pedimos es del todo común a las escuelas e institutos de todo el país, seguro que nos oyen, no tengo tan claro que nos escuchen, y aún mucho menos claro que puedan hacer algo en un periodo razonablemente corto de tiempo.

Mañana empezaré a concretar en la Redes lo que vayamos elaborando. De momento, la descoordinación que hay entre los distintos departamentos de Educación (personal, sanidad, inspección, planificación…), deja bastante que desear, así que ya tienen por dónde empezar. No hay excusas, tampoco ha cambiado tanta gente con el dirigente nuevo. Mañana más y mejor porque es muy posible (Wyoming, ¡zas, en toda la boca!).

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Evaluación en tiempos de zozobra: «La Nausée»

abril 4, 2020 by Mikel 2 comentarios

nds.wikipedia by Bruker:G.Meiners

El ínclito, inefable y, a veces, insoportable Fernando Trujillo escribía hace muy poco un potente artículo, muy de su cosecha. El texto está bien argumentado, mejor documentado y con muchas citas bibliográficas, vamos que os voy a pedir que vayáis ALLÍ, os lo leéis a partir del dibujito de la flecha con dos puntas y luego volvéis. Toda la parte de delante de la flecha, e incluso el epílogo, es ese tipo de opúsculo cargado de citas que parece que porque tal cosa la afirmase un pollo (o polla) en cierta fecha, ese hecho le dota de credibilidad infinita, vamos, que para explicar el concepto de «escenario» nos sobran muchas alforjas.

El texto de Fernando se titula «¿Evaluación del curso? Escenarios posibles para el futuro inminente de la educación«, vamos que ya sabemos qué le preocupa al ceutí. Si veis el título de mi texto también veis por dónde van a ir los tiros, porque tiros va a haber. Resumo los titulares de los cuatro escenarios:

1.- Autonomía de los centros.

2.- Ajuste del currículo.

3.- Evaluación positiva condicionada.

4.- Evaluación positiva sin condiciones.

Fernando explica cada una de las circunstancias, y de hecho me extraña que se le haya olvidado una que alguien me propuso en Twitter y que cacareados economistas, esos visionarios a posteriori, suelen blandir cual espada flamígera:

5.- Repetir todo el curso entero.

Vayamos por partes, dijo la forense. Esto no va a ser fácil, es una situación sobrevenida, no es una guerra local, una epidemia de una zona restringida o un capricho de ciertos gobernantes. La crisis de SARS-CoV-2 es global, está ocurriendo en todo el planeta a la vez, se toman medidas parecidas, más o menos severas en periodos de tiempo cada vez más estudiados, y todo esto no tiene pinta de solucionarse de un día para otro. A mediados de marzo, cuando iniciamos el primer confinamiento, hablábamos de volver para el 4 de mayo, luego lo retrasamos a mediados de mayo y ya se habla de primeros de junio y con una vuelta escalonada, primero la gente de 2º de Bachillerato por aquello de la Selectividad, luego 4º de ESO y 6º de Primaria por lo del salto de etapa, y luego, ya si eso, el resto los infectivos infantes de corta edad que serán los últimos. ¿La evaluación del curso académico? Permitidme que me carcajee.

Sé que toda simplificación es ofensiva, pero voy a hablar de los dos tipos de profes que estoy notando en esta crisis, el Quijote y el Sancho Panza, eso nos ayudará a entender la necesidad (?) que exponen sobre la evaluación final. Cuando en diciembre de 87 aterricé como profe en la educación pública escuché ese concepto, había profes al más puro estilo Anguita, «programa, programa, programa» y había de los otros, de los Sancho Panza, de los que independientemente del currículo tenían en cuenta «otras cosas». A lo largo de estos 33 años he visto muchas más categorías que esas dos, pero es justo en situaciones como las del virus cuando es más fácil simplificar.

En las escuelas y en los institutos el 12 de marzo fue el día D, cerrábamos el centro al alumnado y los docentes quedamos el viernes 13 para diseñar una estrategia adecuada, y como os contaba hace dos post:

  • He visto a docentes penar por todo lo que no se va a poder dar del currículum.
  • He visto a docentes pasar totalmente de lo que no se va a poder dar del currículum.

Pues bien, mientras muchas personas hablaban de acompañamiento, de cuidar la salud física y mental de nuestro alumnado, algunas querían saber cómo se iban a dar clases, cómo se iba a evaluar, aunque en general todo el mundo mezclaba todos los temas, nadie es 100% Quijote o 100% Sancho Panza. Creo que todas las preocupaciones eran sinceras, nos apañamos, pasamos de ser profesorado y alumnado 1.0 a profesorado y alumnado 2.0 en un ti-ta, que es como se dice «en un pis pas» en euskera, y un par de semanas después parece que la cosa va, hay desajustes puntuales pero creo que estamos remando y navegando de forma adecuada en esta barca para que no zozobre. Eso sí, a veces tenemos nauseas.

Un inciso que va a precipitar mi idea inicial de post. Mientras escribía esto llegan rumores de un «supuesto» aprobado general en Italia (hay que leer bien la noticia) y una selectividad «oral» en Francia, la guinda de plomo para el pastel. Es más, el miércoles se reúne la ministra española del ramo, que por cierto es vasca, para ver qué se hace con el final de curso. Dado que se están tomando decisiones «globales» (¡JA!) puede que sigamos la misma senda y aquí es donde el pánico se ha desatado en el sector docente. En Twitter se han empezado a leer tuits de Quijotes que lloran la perdida de contenidos versus los de los Sancho Panza que hablan de…, bueno, de otras cosas. Entre tanto tuit loco me voy a quedar con uno de Ramón Paraíso, aka @monparaiso, que rezaba así:

…Propongo seguir trabajando para:

1) Acompañar al alumnado.

2) Tratar de recuperar a los “desconectados”, especialmente por causa de la brecha.

3) Proponer iniciativas de aprendizaje vinculadas a la situación que estamos viviendo.

4) Planificar el siguiente curso.

Y voy a estar de acuerdo con el pequeño madrileño reciclado a catalán, pero quiero acabar esto con mi reflexión en forma de lista que se lee más rápido:

  1. No tengo ni idea de cómo evaluar lo que damos online.
  2. Ni la más remota idea de si «de arriba» nos van a llegar «órdenes» como las que apuntaba Fernando en su punto 2, el del ajuste del currículo.
  3. No creo que la autonomía de centro, la del escenario 1, pueda ser factible. En un radio de unos 9 kilómetros tenemos 6 institutos y creo que cada uno tiraría para su lado, los que tienen Bachillerato para un lado y los que sólo tenemos ESO para otro.
  4. El escenario de Evaluación positiva condicionada, el 3º, igual nos viene impuesto. De todas las formas, no estaría mal tener dos o tres semanas con alumnado para encauzarlo y aplicar lo que comenta Ramón de recuperar a gente desconectada o que ya presentaba problemas en 2ª evaluación.
  5. En esa 2º evaluación, recién terminada cuando llegó el receso, el grupo docente diseñó recorridos académicos para la inmensa mayoría del alumnado, qué personas veíamos adecuadas para pasar sin problemas, cuáles para ir a la FP básica o al grupo de Diversificación Curricular, quiénes necesitaban un toque para promocionar y cuántos precisaban refuerzos. Esperemos que todo ese trabajo tenga valor dentro de un par de meses.
  6. El escenario 4 a los Quijotes les parece tremendamente injusto, a los Sancho Panza les parece el adecuado en estas circunstancias, al que esto aporrea en el teclado ni fu, ni fa, pero creo que habría que darle otra vuelta y aún estamos a principios de abril, tiempo hay.
  7. Lo de repetir todo el curso con la segunda evaluación finalizada no se le ocurre  «ni al que asó la manteca» que diría mi ama. Iba a haber denuncias a tutiplén y no veo yo a la Inspección Educativa con ganas de meterse en líos (ni ahora, ni nunca).

Hay que ponerle colofón a este post, hay que dar una explicación del título, de » La Nausée». En esa obra de Sartre se habla de que el progreso y las pasiones de futuro no son más que «El tiempo de un relámpago. Después de ello, el desfile vuelve a comenzar, nos acomodamos a hacer la adición de las horas y de los días. Lunes, martes, miércoles, abril, mayo, junio de 1924, 1925, 1926: esto es vivir». De repente, un pequeño trozo de información genética rodeado de proteínas ha puesto patas arriba el planeta, ha paralizado su ritmo frenético y nos ha enfrentado a nuestro propio reflejo. Ya no sabemos si lo planificado se «cumplirá» o se «complicará», palabras que se diferencian en muy pocas letras por cierto. Buscaremos lo mejor para el alumnado, nos adaptaremos, ese es el secreto de la Evolución, pura adaptación.

Se abrió la caja de Pandora al escaparse de su especie el SARS-CoV-2, pero ya sabemos que la Esperanza fue lenta y se quedó dentro, agarrémonos fuerte en cuanto no seamos infecciosos.

P.S: Para mis colegas docentes:

«Si errores no has cometido y aún así perdiendo estás, un juego diferente deberías jugar»

Maestro Yoda

 

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Dicen que la distancia es el olvido…

marzo 17, 2020 by Mikel 7 comentarios

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…rezaba una canción de Caetano Veloso y colaboradores, y en estos días aciagos del confinamiento por el Coronavirus nos estamos dando cuenta de ello. O no. En el entorno académico donde me muevo, alguna parte del profesorado se ha lanzado de cabeza al mundo de las TICs y se ha dado cuenta de que no hay Red, espero que se entienda la metáfora. Pretendían correr al más puro estilo Usain Bolt cuando no sabían ni gatear, se han metido en camisas de once varas en videoconferencias que no entienden y se han dado cuenta de lo imprescindible que es el feedback, la retroalimentación, en esto de dar clase. Voy a contar una anécdota en el siguiente párrafo. Y en el siguiente.

Después de acabar la carrera estábamos en el CAP, sacándonos el Certificado de Aptitud Pedagógica que en aquellos días de finales de los 80 se hacía en unos meses y luego se redondeaba con unas prácticas. Clemente Lobato era uno de nuestros profes de alguna de las «asignaturas» que teníamos que estudiar y pidió voluntarios. Ya por entonces yo era un kamikaze, de esos que opinan que se aprende enfrentándose a la ignorancia cara a cara, así que me apunté. Me dijo que eligiese un tema que dominara y que se lo tenía que explicar a mis compañeros allí presentes y a él. Retos a mí que soy de Bilbao, ¡venga ya! Ni me acuerdo del tema que elegí, pero nada más iniciarlo con mi más puro estilo pedagógico, todo él cargado de ripios, anecdotillas, curiosidades, una verdadera montaña rusa de conocimientos porque era y soy un buen comunicador, de repente me dice Clemente que muy interesante pero que me dé la vuelta y se lo explique a la pizarra, sin mirar a mis compis. ¡Mekauen todo lo que se menea! ¿Dónde quedaron mi fluidez, mi velocidad de exposición, mis chistes? ¡Menudo p*to suplicio! Me quedé sin retroalimentación y me atasqué. La anécdota continúa abajo.

No contento con la humillación, no sé si ese mismo día u otro, de nuevo fui voluntario para explicar otro tema, aún mucho mejor preparado que el anterior, un dechado de lucimiento el que me esperaba porque pensaba superar lo del bloqueo de mirar la pizarra, tenía preparados varios trucos. Clemente me dijo que iba a hacer la exposición de eso que seguro había preparado con mimo, pero esta vez face to face con mi auditorio, sin posibilidad de mirar a la pizarra. Pues miel sobre hojuelas, empecé arrasando como es habitual, con mil curiosidades que sirvieran de banderín de enganche, planteando cuál iba a ser el devenir de mi clase con los minutos casi contados, al fin y al cabo yo me quería dedicar a la docencia, esto lo tenía que bordar. Al poco rato y ya conseguida la complicidad de mis compis, me dice que pare, que muy bien pero que voy a seguir CON LAS MANOS ATADAS. ¿Mande? Se saca un cordel de no sé donde y me ata bien fuerte las muñecas A LA ESPALDA. No creo que a mí me guste mucho el bondage per se, lo que sí sé es que aquello me puso de los nervios. Parezco un italiano moviendo las manos en cualquier circunstancia, pero de aquella guisa, atado como un delincuente, me sobrevino otro bloqueo que de nuevo me noqueó. Y ahora viene cuando la matan.

En estos días extraños, con una tecnología que va más allá de la pizarra o la elocuencia, con unos sistemas de interacción que convierten a las redes sociales en «sociables» (lo dice Dolors Reig), mucha gente está intentando dar clase con videoconferencias, grabando sus clases o sus presentaciones con voz en off, y se están dando cuenta de que falta algo, que se atascan, que no llegan, que necesitan el murmullo de aprobación o desaprobación, que el feedback ha desaparecido. No hay que tirar la toalla, es pronto para rendirse, sólo han sido los primeros ensayos de algo nuevo para el profesorado y para el alumnado. Hay docentes que se están inventando estrategias sobre la marcha, hay un porcentaje amplio del alumnado que está 100% acoplado y otro porcentaje que pasa olímpicamente en un año posiblemente sin Olimpiadas. No desesperemos, sigamos acompañando el aprendizaje, utilizando las videoconferencias y los chats para hacerles saber que estamos ahí, en el mismo encierro, y que esta batalla la ganará la Ciencia y la responsabilidad individual y colectiva. Los curricula están ahí, igual resulta que un trocito mínimo de información genética nos obliga de una vez por todas a adelgazarlos y a disfrutar enseñando y aprendiendo lo verdaderamente útil. ¡Animo!

 

Resultado de imagen de pedagogía

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Coronavirus, una lección. ¿Aprenderemos?

marzo 15, 2020 by Mikel Dejar un comentario

 

This illustration, created at the Centers for Disease Control and Prevention (CDC),reveals ultrastructural morphology exhibited by the 2019 Novel Coronavirus (2019-nCoV).

Hace ya varias semanas que empezamos a informar al alumnado del instituto sobre lo que era un virus, sobre éste en concreto y lo que podría pasar. El biólogo que da clases en 1º nos habló del interés que se había suscitado entre la gente menuda, muy dada a los bulos y a dramatizar por cierto, así que los otros dos biólogos del centro acudimos a la llamada. Somos un ecólogo, un zoólogo especialista en murciélagos  y yo, un microbiólogo, la terna perfecta para explicar el SARS-CoV-2. Pues bien, lo hicimos en 1.B y 1.C, luego fue en nuestras propias clases de 3º y 4º, pero… todo se precipitó. Nos quedaron pendientes 1.A y los segundos, la situación del Coronavirus se globalizó, la cosa se puso malita y va a ir a peor. Ahora vamos a ver las reacciones del entorno.

Cuando se empezó a vislumbrar hacia dónde nos dirigíamos (cierres, suspensiones, anulaciones), hubo ya diferentes actitudes que van a ser el motivo de estos párrafos. Esta crisis del enemigo invisible va a sacar lo mejor y lo peor de esta sociedad hipercomunicada, la globalización trae estas veleidades, virus incluidos. Vamos pues al lío.

Desde la dirección de mi centro he visto cosas que vosotros no creeríais:

  • He visto a docentes penar por todo lo que no se va a poder dar del currículum.
  • He visto a docentes pasar totalmente de lo que no se va a poder dar del currículum.
  • He visto a directores/as esperar una orden caída del cielo para anular reuniones, salidas o viajes de estudios.
  • He visto a progenitores muy asustados por tener a sus vástagos tanto tiempo en casa «sin hacer nada más que dar por c*lo (sic)».
  • He visto a equipos directivos que pensaban obligar a sus docentes a ir a diario al centro para asegurarse de que el trabajo se realizaba.
  • He visto a inspectores/as ser más papistas que el Papa, ajustarse tanto a la normativa que la lógica saltaba por los aires.
  • He visto a personas absolutamente obsesionadas con la limpieza de suelos, pupitres y barandillas, con crisis histéricas por el posible contagio, y a otros muchos pasando olímpicamente.
  • He visto a adolescentes entusiasmados con el cierre del centro desde el minuto uno y preocupados con lo que iban a perder de clases en el minuto tres.
  • He visto a dirigentes educativos delegar las decisiones en manos de las direcciones, de forma que en estas duras circunstancias entendimos perfectamente el nombre: Delegación de Educación.
  • He visto a políticos superados por las circunstancias.
  • He visto a técnicos opinando un día una cosa y al siguiente la contraria, y además queriendo tener razón en ambas ocasiones.
  • He visto a divulgadores científicos menospreciando, magnificando, minusvalorando o relativizando el efecto del virus en semanas alternas, sin ningún rubor, sin rendir cuentas a nadie.
  • He visto a docentes y progenitores salir por patas del instituto para llegar al supermercado antes de que se acabase el papel higiénico.
  • He visto hipocondríacos/as en todos los grupos humanos que transitan por el centro, gente huidiza a la que le gustaría ir plastificada para evitar gérmenes y miasmas.
  • He visto lo contrario de ser hipocondríaco, esto es, gente que, en plena histeria por el coronavirus rampante, sería capaz de ir chupando barandillas, comer encima de un pupitre infecto o meterse a la boca cosas que harían vomitar a una cabra.

Para acabar esta chapa, un detalle. Ayer veía un tuit de Jan Martínez Ahrens que rezaba lo siguiente:

Lean a ⁦@and_rizzi ⁩ en estos tiempos del virus: “Al final del todo, volveremos a abrazarnos. Pero, sin duda, habremos visto a algunos que no apetece abrazar. ¿Seremos dignos de un abrazo al final? Conviene preguntárselo en cada decisión”.

Con esto queda todo dicho.

P.S.: Quiero dedicar este post a mi prima Natalia que está luchando en uno de los focos de este problema, el hospital de Miranda de Ebro, donde aún hay ingresados de aquel funeral de Gasteiz que la lió parda. Ánimo, Natalia.

 

 

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Aprender, esa gran aventura (II)

agosto 31, 2019 by Mikel Dejar un comentario

El primer post quedó pelín largo así que he decidido hacer pequeñas píldoras sobre uno de los temas que me apasionan, el aprendizaje. No me acuerdo cómo aprendí a hablar o a andar, pero sé que fui muy prematuro en ambas actividades. Supongo que el proceso fue igual en todos los infantes: escucha, repetición, más escucha y más repetición. Seguro que al principio se me trabucarían los verbos irregulares, pero a los pocos meses ya hablaba como una cotorra y eso ha ido a peor. Antes de entrar en harina con mis primeros aprendizajes, quiero que escuchen este podcast de mi admirado Xurxo Mariño, que además tiene un anzuelo adecuado: «Para tener memoria debemos tener lenguaje«. Sí, es un capricho del autor del blog, pero vayan y vuelvan.

Al entrar en parvulitos tenía que recuperar el año que no había estado con la gente de mi edad, su «primero de parvulitos», así que el primer día de escuela me quejé a mi aitite que era el que me fue a buscar: «No quiero volver, sólo enseñan a cantar y a rezar, y eso es inútil«. Luego ya me pilló la señorita Mari por banda y en unos meses leía, hacía cuentas y era un repelente «niño Vicente«, por si no lo era ya antes. ¿Cómo aprendía a leer? Pues como todo el mundo en aquella época, método silábico o así, vamos, eso de «la eme con la a, ma«, de ahí pasar a «mi mamá me mima«, a leerlo y a escribirlo, y luego ya, pues eso, ancha es Castilla. Pero este post se lo quería dedicar a algo que marcó mi infancia y mi adolescencia, a un juego que aprendí con 6 años y unas minipiezas de los Juegos Geyper.

Pues sí, el ajedrez me apasionó desde muy pequeño y quiero ponerlo como ejemplo de aprendizaje. Mi aita venía del curro a comer a eso de las 12:40, yo había llegado una media hora antes, comíamos y luego, antes de marcharse otra vez a trabajar a la tarde (trabajaba también los sábados), tenía un ratito que dedicaba a leer el periódico. Estando yo en 1º de Primaria, un mediodía le cambié su costumbre y le dije que me enseñara a jugar a eso de las piecitas. Con santa paciencia me mostró cómo se colocaban y cómo se movían, que si los peones en la salida podían avanzar una sola casilla o el doble (desorganizados estos peones), que comían en diagonal (lo dicho, un caos), que si el Rey se movía poquito y para todos los sitios y la Dama mucho más (no había MeToo entonces), la Torre en horizontal (ves, eso va bien), el Alfil en diagonal y por el color de la casilla de salida (mekauen, esto se complica) y el Caballo era el único que podía saltar piezas y hacía como una «ele» para delante y para atrás, un sindiós. Bueno, aquella sesión dio para lo que dio, movimientos, dinámica de juego y poco más, ni aperturas, ni comer al paso, ni enroques. Debió ser muy motivante para mí porque me acuerdo hasta del sitio donde recibí esa primera lección, y de cómo me fui a clase a la tarde con la sensación interna esa de «este juego está hecho para mí». Vale, digamos que había «aprendido» a colocar las piezas y a moverlas, a respetar los turnos, pero, ¿de verdad había aprendido a jugar al ajedrez? Pues va a ser que no.

Tuve que echar muchas partidas con mi aita, me enseñó mates rápidos, el famoso pastor entre ellos, me dio nociones de cómo hacer una apertura, de cómo ocupar el espacio, de jamás arrinconar a mi Rey, de no intentar comer demasiadas piezas y de pensar más allá del siguiente movimiento. Yo era muy pequeño y con 6-7 añitos mi ELO supongo que era casi negativa, me esforzaba en durar cada vez más antes de sucumbir a la derrota, en poner en practica las cinco normas que he mencionado arriba, hasta que un día le gané a mi aita (igual se dejó). Me acuerdo que aquello fue un punto de inflexión, tuve un rato de euforia y nada más, creo que consideré que había quemado una etapa y de hecho dejé el ajedrez bastante tiempo, hasta que algunos de mis amigos aprendieron y lo retomé. Sí, luego estuve en el equipo de la escuela, era el 4º tablero de 7, o sea, había 3 mejores que yo, ganamos algunas medallas, pero eso es otra historia y la contaré en otro momento. Vamos al turrón, al aprendizaje.

Aprender a jugar al ajedrez es un proceso donde se ven implicados muchos mecanismos de esos que les pirran a la gente de pedagogía, a saber:

  • Memoria para las aperturas y los finales de partida
  • Motivación
  • Estrategia y planificación
  • Confianza en uno mismo y en sus posibilidades aunque las cosas se pongan muy difíciles
  • Curiosidad para aprender nuevas celadas, nuevas combinaciones
  • Superación, tanto la que suponga la victoria como la derrota
  • Fijación, o sea, que cada día seas mejor a tenor de lo aprendido y no vayas hacia atrás en tu evolución
  • Buena comunicación, empezar la partida y acabarla con un apretón de manos. Y otra cosa, lo que ha pasado en el tablero se queda en el tablero

Vale, todo muy bonito, ahora hay que pensar en cómo casamos todo esto con nuestros curricula salvajes. Le podemos poner el disfraz pedagógico que queramos, pero no es lo mismo aprender algo que te gusta que algo que te imponen, y que hoy es una ecuación del demonio, mañana es una conjugación, al otro es vocabulario, o a la siguiente hora es meterte en la cabeza lo capullo que era Fernando VII (AQUÍ Concostrina lo borda).

Aprendí a jugar al ajedrez usando mi memoria, mi capacidad de inferir los siguientes movimientos y práctica, mucha práctica. Cuando retomé el ajedrez unos años después, concidí con las partidas de aquel duelo épico de 1972 entre Spassky y Fischer. Se publicaban en el periódico todavía con aquella notación de «peón cuatro rey, caballo tres alfil rey» y yo las repetía en mi tablero que había mejorado mucho desde aquel de Geyper. Intentaba entender la estrategia, las razones de perder una pieza para ganar una posición, no desaprendía para aprender mejor, ni pa’dios, aprendía sobre lo ya sabido y de nuevo tiraba de mis compañeros poderosos: memoria, análisis y planificación. Sin morondangas de inteligencias múltiples, ni neuromoñadas, a pinrel, así aprendíamos y hoy todavía es el día que de vez en cuando echo una partidita. En el insti he dado un taller de ajedrez y mis ocho alumnos y alumnas creo que han disfrutado: cuatro reglas, memoria, algo de estrategia, planificación y a triunfar. Eso sí, obligatorio darse la mano antes y después de la partida.

¿Cómo aprendemos? Pues en el próximo post le va a tocar a la poesía. Es curioso, he perdido el gusto por ella, ahora me parece prosa para tartajas, pero de niño me gustaba recitar y me aprendía las más largas con más gusto. ¡Ay, la edad!

PS: «Buenos días, doctor Falken… ¿Le apetece jugar una partida de ajedrez?» Pues AQUÍ o AQUÍ

 

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