En la Red del pajarito azul corren tiempos de zozobra, un multimillonario se ha hecho con el invento y está haciendo una limpia brutal de empleos y una «sucia» demencial de vuelta de todos los perfiles de gente tóxica que estaban apartados. No es ya que si hay que pagar, que va a haber una Red para ricos y otra para pobres, que van a volver todos los halcones maledicentes de la extrema derecha, es algo que va más allá. Además, hace años que funciona una Red parecida, Mastodon, con una filosofía mucho más acorde con el Procomún, que anima a mucha gente internauta a abandonar Twitter y aposentarse en otro lugar.
Hay que ponerse un poco nostálgico y voy a enlazar aquí algo que he escrito hace muy poco:
Este tuit fue el primero que escribí en esta Red, igual en algún momento ahí debajo haré una captura del último que escriba aquí, donde el pajarito. pic.twitter.com/W2x0M1CQO1
— MiKeL (@eztabai) November 25, 2022
Y ahora quiero ir con algo que escribí hace mucho. Aparece explicada una iniciativa que llevaron adelantes dos tuiteros y toda una comunidad de adláteres, El bazar de los locos, que culminó en un libro en el que soy literalmente el último mono, esto es, el del último capítulo, lo leerán abajo. Aquí está el link para bajarse el libro, la presentación de cómo se fraguó y mi aportación. Hagan uso de esos links y nos leemos abajo.
Haz clic para acceder a EL_BAZAR_DE_LOS_LOCOS.pdf
¿140 CARACTERES? ESO ES PARA BLOGGERS COBARDES
@eztabai
Allá por finales de enero de 2009 mi primer tuit fue “¿Esto es blogueo súbito?” y esas 4 palabras hablaban claramente de mi origen, de dónde venía y dónde había aterrizado. Me gusta decir de mi mismo que soy un geek y desde que toqué el primer ordenador allí por 1986, “experimentar” ha sido mi máxima pero…, tiene delito la cosa, con Twitter me costó entrar y voy a explicar la razón. Tal y como se anunciaba al principio, tal y como rezaba su pregunta What are you doing? (en la nueva interface de Twitter es ¿Qué está pasando?), me parecía uno de los inventos más egocéntricos del momento, esto es, servía para decir a tus seguidores qué hacías en cada momento como si a ellos les importarse una… . Me voy a contener. Para más inri su “estúpida” limitación a 140 caracteres, brrrr! A ver, para alguien que viene del mundo del mamotreto en forma de libro, de la web densa y del blog barroco, ya sea en sus textos o en sus comentarios, Twitter era sencillamente “basura” informática para vagos irredentos, tan desesperante como los SMS aunque estos tenían justificación porque el teclado era horroroso, y de ahí mi primer tuit, el de la primera línea.
Con el paso del tiempo, mira tú por dónde, la cosa se fue haciendo cada día más necesaria, te ponía en contacto con gente, para los adictos a la información era una zona de pesca genial si encontrabas caladeros adecuados, y me retrotraía a mis inicios en 1995 en Internet, cuando Internet era muy, muy cara y las BBS eran nuestros primeros Twitters. Preguntabas en foros, contestabas, ponías los primeros emoticonos, acababas los párrafos con frases ingeniosas o copiabas otras, pero todo eso se hacía offline y te conectabas justo para mandar tus escritos y recoger los otros. Twitter es una BBS inmediata, un instrumento que te exige concisión, ingenio y que sirve para compartir conocimiento, eso que es lo único que crece cuando se comparte.
Siguiendo esa filosofía de Twitter y sus inmensas capacidades en clase he usado Twiducate para resolver Superpreguntas o bien crear un relato corto escrito entre todos y este curso voy a usar Edmodo. La inteligencia colectiva da sorpresas, a veces para mal, pero si está bien encauzada los resultados son espectaculares y herramientas “telaraña” como ésta hacen que quedemos atrapados pero aún vivos, muy vivos. A muchas de las personas que sigo o me siguen jamás las conoceré, nunca las desvirtualizaré, pero allí en el ciberespacio seguirán generando conocimiento, enseñanza, intercambio, chispa, ingenio, alegrías y tristezas. Por eso, para un charlatán como yo, que con su nick @eztabai ya denota que le encanta discutir, limitarse a los 140 caracteres del demonio le ha hecho darse cuenta de que las píldoras de conocimiento o de cualquier otra cosa son más digeribles que atracones infames de letra como el que habéis tenido que sufrir hasta este punto. Agur. Ondo izan!
Ha llovido mucho desde entonces, pero mucho, mucho, en Bilbao más. Una serie de personas, docentes en su mayoría, loábamos esa Red que nos permitía intercambiar experiencias, información y conocimientos, veíamos sus pros y sus contras, pocas contras por aquellas fechas. Teníamos un juguetito nuevo, éramos gente inquieta y esa herramienta era la bomba. Claro que había mosqueos entre la gente, claro que se usaba rematadamente mal como si fuera un chat, sabíamos que nos hacían ver lo que el algoritmo ordenaba, que si estábamos siguiendo a 1000 personas no veíamos todo lo que escribían, había algunos filtros ahí debajo que funcionaban, al menos para los intereses de los que los ponían. Los años pasaron y la gente se empezó a quejar de malos rollitos, de ad hominem, de que había enfrentamientos muy graves y un ambiente tóxico. También sobre eso escribí algo, pincha en la foto y luego vuelve que vamos acabando.
En uno de los mundos donde me muevo la cosa se ha puesto muy caliente, mucha gente ha abandonado harta de ataques, y de repente, sin comerlo ni beberlo, un multimillonario famoso compra Twitter Y NOS ESPANTA, literalmente. Parece ser que hace unos años ya hubo una crisis gorda en Twitter porque resulta que yo ya poseía cuenta en Mastodon donde tengo ahora uno de mis hemisferios cerebrales, el otro permanece fiel al pajarito. Nuestro Iñaki Murua, aka @imurua, ha escrito lo de abajo en su blog y estoy muy de acuerdo:
Porque, insistiré una vez más, lo importante no es la herramienta, sino la cultura (de participar, de compartir, de aprender, de dialogar…). Nuestra red personal. Pero si nos cierran el bar de la esquina, a saber si nos encontraremos en el nuevo, en la calle, en otra plaza de la aldea digital… Un mínimo de herramienta, sí que necesitamos.
Veremos en qué acaba todo esto, no me fío nada de millonarios caprichosos dados a arrasar allí por donde pasan. De momento tendré un pie en una Red que pierde usuarios a diario y en la otra que los gana en la misma medida (o más). Twitter ha sido parte de mi vida, pero como decía la canción de aquella serie para adolescentes: «NADA ES PARA SIEMPRE».