EN AGOSTO EMPECÉ ESTA ENTRADA Y AHÍ LA DEJÉ, EN LAS TRIPAS DE WORDPRESS
He empezado este post muchas veces y otras muchas lo he borrado. Quería hacer varias reflexiones sobre 2020, el CoV y su incidencia en la sociedad, y por ende, en la Enseñanza, con mayúsculas. Los temas se me agolpaban así que he esperado a agosto para convertir mi tormenta neuronal en lluvia fina, y no ha sido fácil. Desde que volvimos al insti en abril, justo después de Semana Santa, las cosas se fueron complicando, día a día, a veces hora a hora, todo era incertidumbre. Sí, el equipo directivo volvió ya en abril, a veces a turnos, otras veces a horario completo, eso compaginándolo con las clases virtuales y la burocracia que no cesaba. La situación sanitaria nos obligaba al distanciamiento, a las mascarillas, a no coincidir los pocos que íbamos en el mismo lugar y mucho tiempo, mientras nuestros dirigentes se liaban una y otra vez y nos dejaban con el culo al aire delante de nuestro alumnado, profesorado o progenitores. Que si ya no volvemos hasta septiembre; que sí, que volvemos a mediados de mayo; que no, que hay que tener en cuenta sólo dos evaluaciones; que no puede quedarse nadie repitiendo; que sí pueden repetir y no sacar el título si no han hecho nada a lo largo del curso… Y así ad infinitum.
A lo largo del confinamiento hicimos cosas bien y otras muy mejorables. Había empezado a escribirlo todo en varios párrafos pero lo pongo en forma de listado que se lee mejor
BIEN
- Conseguimos que se conectasen los 248 alumnos y alumnas.
- Prestamos más de 20 ordenadores.
- Conseguimos conexión wifi para unas cuantas familias con dificultades.
- Intentamos que los seminarios coordinasen a sus integrantes, que aquello que decidimos el viernes 13 de marzo de «acompañar mientras dábamos clase» fuese una realidad, y casi todos lo consiguieron.
- Estuvimos cerca del profesorado con llamadas y videoconferencias, no sólo había que acompañar al alumnado.
- Mantuvimos abierto el instituto, la «institución» siguió funcionando, la burocracia también.
MAL
- No toda la gente conectada tuvo un aprovechamiento óptimo, alguno se nos escapó.
- La coordinación entre seminarios a la hora de poner tareas o proponer trabajos no fue todo lo fluida que hubiesemos deseado.
- Hubo tiranteces cuando el profesorado tuvo que volver sí o sí al instituto aunque no tuvieran alumnado.
- «Cada maestrillo tiene su librillo» agitado, no mezclado con el uso de cada cual de las herramientas TIC dieron resultados dispares y hubo malos rollos.
- La comunicación con algunos progenitores fue complicada, algunos tutores descuidaron esa faceta y nos dimos cuenta tarde.
- Los cambios de los criterios de evaluación no fueron debidamente comunicados entre los diferentes estamentos y hubo malentendidos.
Acabamos el curso como pudimos. Sí hubo homenaje a la gente de 4º que sacaba el título, pero todas las situaciones que se vivían dentro de las cuatro paredes del instituto eran extrañas, huyendo unos de otros, limpiando, desinfectando, siendo casi todos solidarios con el otro, cumpliendo las normas sanitarias (casi todas).
HASTA AQUÍ LO ESCRITO EN AGOSTO
Llegó julio y las RPT caóticas, que si no nos daban las horas de las reducciones a los mayores de 60 años, que… Eh, esperad, esto lo convertí en un hilo de Twitter el día 6 de septiembre y tuvo más de 96.000 vistas, así que pinchad en y leer, es mejor que volver a escribirlo
Voy a explicaros cómo se ha vivido este inicio de curso desde la dirección de un instituto pequeño que mañana abrirá sus puertas a 1º y 2º de ESO (DBH en euskera). La cosa empieza ya en junio así que más que hilo será madeja.
— MiKeL (@eztabai) September 6, 2020
Y hasta hablé en la radio:
Pinchad y escuchad, igual hasta tiene publicidad
Hemos acabado septiembre, desde el día 7 tenemos a 1º y 2º de ESO y desde el 16 (el 15 no hicimos la presentación porque hubo huelga), ya está el instituto al completo con 3º y 4º llenando cada rincón del edificio. Aquí el resumen de la situación:
Llevo doce cursos en mi insti, éste es el duodécimo en concreto, y cuando llegué el 1-9-2009 había 136 alumnos y alumnas y una veintena entre docentes y educadores. Hoy, el alumnado suma 257 y el profesorado casi se ha doblado. El edificio es el mismo, las paredes son rígidas.
— MiKeL (@eztabai) September 25, 2020
Hemos tenido algunas personas confinadas, una profesora con un positivo y cada vez que alguien tose, tiene dolor de garganta o de cabeza, el cisco montado es fenomenal. Cada mañana tenemos que hacer de Sherlock Holmes y luego de House pasando por todas las clases a ver quién no ha venido. A diario alguien se pone malito y suenan todas las alarmas: llamadas a casa, contacto con su personal sanitario, localización de familiares, consultas con Osakidetza, todo a la vez. Mientras, el instituto tiene que funcionar, hay que gestionar proyectos, bajas, altas, reuniones de madres, padres y profesorado… y dar clase, porque la gente que estamos en dirección también damos clases. Llevamos ya un mes en el insti y el cansancio es notorio, la tensión se palpa y la falta de soluciones es nuestro menú diario. Vamos con esto último dando un salto al siguiente párrafo.
Hace tres días me planteaba eso de las soluciones en Twitter:
En institutos masificados, sin posibilidad real de ampliación de espacios o número de aulas, ¿cuál es la solución?
¿Semipresencial?
¿Más profesorado?
¿Personal sanitario en los centros?
¿Despertar del mal sueño COVID-19?— MiKeL (@eztabai) September 30, 2020
No tengo nada claro cuál es la solución realista en una situación de pandemia. Evidentemente un edificio más amplio nos resolvería la cuestión de los espacios, pero habría que duplicar la plantilla de profesorado para generar clases espejo. Lástima que los edificios no sean como los de las películas de ciencia ficción, que se pueden hacer en un abrir y cerrar de ojos y dotarlo de todo lo último.
Muy poca gente quiere pasar a lo semipresencial en etapas tempranas como las nuestras, igual en la Universidad puede funcionar, incluso lo de las clases espejo, sin vigilancia, en la ESO no se está por la labor. Con la experiencia adquirida de marzo a junio y su sabor agridulce, creo sinceramente que muy poca gente quedó satisfecha, ni siquiera los «geek» como yo. Eso sí, a nivel epidemiológico la cosa funcionó y se doblegó una curva que para inicios de julio ya presentaba buenos números. Lo semipresencial (semana en el insti, semana en casa), nos aportaría unas ratios ajustadas, con el riesgo del descuelgue de la gente que se queda en el domicilio.
La apuesta de la Administración es, según lo que oímos a diario, la presencialidad cueste lo que cueste, y por tanto los riesgos de salud de alumnado, profesorado y personal no docente creo que entran en el precio a pagar. Estamos en otoño y las toses, los dolores de garganta, las migrañas, toda la parafernalia que trae la estación, todo eso que antes se solucionaba con un par de días en casa, este 2020 cursa con PCR y confinamiento de los contactos, es el aprendizaje interruptus. Cada semana va a ser una aventura y un conteo infinito de enfermos, confinados, PCRs y rastreos, hagan sus apuestas.
Lo de tener personal sanitario o que al menos nos ayude con todo lo que supone el seguimiento de la COVID-19 no es ninguna tontería. El rastreo sería mejor, habría una sola persona de contacto y no una cada día, y por fin sabríamos cómo se hace, porque estamos aprendiendo sobre la marcha y seguro que no lo hacemos bien.
Hay que acabar con esto que se está haciendo muy largo, abajo viene algo interesante.
El otro día en la reunión de directoras y directores con el nuevo consejero de Educación de Euskadi, Jokin Bildarratz, conseguí su compromiso para hacer una visita a nuestro instituto (os avisaré cuando se concrete, hay fechas bailando). En sus primeras tres semanas tuvo tiempo de ir a inaugurar el curso a la universidad de Deusto y el de las ikastolas, ambas entidades privadas, así que no tenía excusa para no venir a ver el funcionamiento diario de un instituto público de pueblo, donde en aulas de 32 metros cuadrados hay 22 personas, eso sí, pelándose de frío para mantener las ventanas abiertas y usando mascarilla como manda nuestro plan de contingencia. Creo que la reunión con él y sus colaboradoras (van a venir otras tres personas) va a tener dos fases, una primera de crítica por falta de planificación y casi maltrato, y otra de peticiones. Seguro que lo que denunciamos y lo que pedimos es del todo común a las escuelas e institutos de todo el país, seguro que nos oyen, no tengo tan claro que nos escuchen, y aún mucho menos claro que puedan hacer algo en un periodo razonablemente corto de tiempo.
Mañana empezaré a concretar en la Redes lo que vayamos elaborando. De momento, la descoordinación que hay entre los distintos departamentos de Educación (personal, sanidad, inspección, planificación…), deja bastante que desear, así que ya tienen por dónde empezar. No hay excusas, tampoco ha cambiado tanta gente con el dirigente nuevo. Mañana más y mejor porque es muy posible (Wyoming, ¡zas, en toda la boca!).