Lo primero, los montes, están abajo del todo, pero empecemos con la lectura. Antes era de lo más recalcitrante, no abandonaba jamás un libro, nunca, si lo empezaba, lo acababa, sin excepción. Eso cambió hace unos años y ahora si un libro no logra engancharme, si no consigue paralizar mi procrastinación nata, pues eso, que lo abandono e inicio una nueva aventura. Desde aquí quiero recomendar alguno de los que me han mantenido pegado al papel o a la pantalla, ahora más en la segunda que en el primero, y no voy a hacer una crítica exhaustiva porque estoy un poco harto de opiniones que se deshacen en halagos para ciertos libros, series o películas y luego son un verdadero peñazo. Diré lo que me gustó y no me gustó, sin juzgar al autor o autora y sin intentar influir en nadie, cada persona tendrá su gusto y punto.
Sapiens. De animales a dioses, de Yuval Noah Harari. Ya he escrito en Medium lo que me pareció desde el inicio, luego el desarrollo del curso académico y sobre todo un mayo y un junio de locura paralizó su lectura. Lo acabé en julio y me llenó bastante, es quizá un poco inocente en lo político, pero me hizo pensar. Ahora he empezado la segunda parte, Homo Deus. Breve historia del mañana. Os contaré, aquí o en Medium.
El hombre que mató a Sherlock Holmes, de Graham Moore. Entretenida novela que se desarrolla en dos ambientes, uno victoriano y otro actual, muy adecuada para hacer película, de hecho el autor ganó un Oscar por el guión de The Imitation Game, el film sobre la máquina Enigma.
El legado de Prometeo, de Miguel Santander. Novela de ciencia ficción con interesantes reflexiones sobre los que se van a solucionar el problema energético de la Tierra y los que se quedan. Me gustó la ambientación de la nave.
Juegos de Guerra, de David Bischoff. Fui a ver el estreno de la película en su día, me alucino, me picó aún más con lo que luego ha sido pasión, y quería saber si se habían dejado algo. El libro parece el guión de la peli un poco adornado, lectura fácil.
Cuentos del planeta Tierra, de Arthur C. Clarke. Quería darle otra oportunidad, lo leí de joven y me encantó. Lo ha vuelto a hacer.
Cuentos completos, de Philip K. Dick. Algunos han inspirado grandes películas y luego leídos dejan bastante que desear, otros justo al revés. Clarke me lleva a otros mundos y me plantea cuestiones que ponen en solfa a la Humanidad.
Aparte del Homo Deus del que he hablado arriba, ahora estoy leyendo dos libros a la vez. Sí, ya sé, «pura dispersión» es mi tercer apellido.
La Torre Tesla, de Rubén Azorín y Juan Vicente Azorín. Novela negra con toques de divulgación científica. Escrita en primera persona, de momento me entretiene.
Mysterium, de Robert C. Wilson. Un hecho científico inexplicable nos lleva a una distopía. Da para telefilm, de momento.
Y además de finales de junio a aquí he subido muchos montes, al fin y al cabo la lectura y mamá Naturaleza son mis vicios más confesables. Tengo otros, pero no son publicables.
Por orden son (si pinchas la foto se ampliará, algunas son muy grandes, otras son panorámicas):
Anayet y Vértice de Anayet
Manchoya y Pelopín
Astazus (yo me quedé en balcón de Pineta)
Gran Bachimala
Higa de Monreal
Petraficha
Kañadaxiloa (única foto salvable, nos diluvió)
Las Leras (aquí nos robaron todo, rompieron la luna trasera del coche y arrasaron)
Jata
Guratz
Anboto
Solaiera
Ermua
Umión
Gaztelu
Elorritxugane y Jesuri
Oketa
Aitxuri y Aketegi
Y el verano aún no ha acabado, quedan cosas por hacer, muchos libros por leer, montes por subir, citas pendientes, encuentros inesperados… vamos, todo eso hasta que suene la canción del Dúo Dinámico.