…he ojeado el segundo de Jordi Martí y le he hecho otro prólogo. Sí, lo sé, soy un kamikaze muy malo porque no me estrello nunca, pero repito caída en picado. Jordi «vende» sus libros en esta WEB, pero es poco catalán porque no les pone precio. Lean el prólogo y nos vemos abajo.
PRÓLOGO
Vuelve el prologuista del primer libro de Jordi, aquel que no se lo leyó antes de escribir el folio donde hablaba de las siguientes páginas. Esta vez ha sido diferente. Que conste que me hojeé el primer libro después de tenerlo y con éste lo he hecho antes, a ver, hojear, “sin más”, como diría mi alumnado. Antes de escribir el primer prólogo no conocía a Jordi más allá de nuestra interacción en Internet, no sabía si era alto o bajo, gordo o delgado, pero eso se solucionó en las jornadas que organizó en Puerto Sagunto junto a otros tres locuelos, Eduhorchata 2018. Allí me di cuenta de que mis loas y puyas no iban descaminadas, ese catalán del demonio tiene una verborragia difícil de controlar y lo hace notar en su blog a diario, pero además hace gala de una preocupación sincera por todo lo que rodea al hecho educativo. Parece que en este nuevo libro eso va a quedar patente una vez más, y también parece que va a hacer amigos y enemigos al 50%.
Su primer opúsculo tuvo miles de descargas y algunos cientos de ejemplares en papel. Fue muy comentado en las redes, pero seguro que no todo el mundo se lo leyó (ni el que hizo el prólogo), y seguro también que muchos de sus odiadores profesionales lo descargaron para someterlo a escarnio. Animado por el eco, Jordi se quedó con ganas de pasar la guadaña por ese campo sembrado de “educhorradas” que campan a sus anchas por nuestras escuelas, colegios e institutos, y este libro es prueba de ello. Haciendo honor a su fama de flagelador verbal, creo entender en una lectura en diagonal, que no deja títere con cabeza, como siempre. Arrea a toda esa gente que está prostituyendo la Educación con mayúsculas para convertirla en fuegos de artificio, a todos esos gurús que proponen métodos mágicos para aprender o a los que consideran que todo el mundo enseña peor que ellos con sus varitas de hechizos. A toda esa gente, Avada kedavra.
¿Para quién es adecuado esta obra? Pues como en los juegos de cartas frikis, para todo el mundo de 8 a 99 años, pero parece que se dirige a ese público que se mueve en lo educativo, vayan al índice (espero que tenga) y vuelvan, se harán una idea. Nos vamos a poner en plan anuncio de Coca Cola y casi con eso acabamos el prólogo.
Este libro es…
…para docentes que no creen en magufadas, que quieren cambiar su claustro y que sea realista, no surrealista.
…para discentes(alumnado) que sean víctimas de todas las prácticas que aquí se denuncian.
…para estudiantes de Magisterio o Pedagogía o toda persona que se quiera dedicar a enseñar, porque hay otros mundos pero están en este.
…para progenitores que piensan que todas esas palabras que acaban en -ing van a enseñar a su vástago a sumar, saber historia o ciencia, escribir bien o ser respetuoso con sus colegas. Pues no.
…para dirigentes de la Educación que creen que la escuela es un circo cuando habitualmente los payasos sin gracia son ellos.
…para políticos y políticas que legislan sin preguntar y se acoplan a cualquier moda con tal de que esté bien envuelta en tecnología y/o idiomas.
…para esos vendehumos, embaucadores, hijos de Cuarto Milenio, que suponen que la Educación es un terreno para experimentar todas sus marcianadas, sin importar las víctimas colaterales.
…para todos. Para todas.
Jordi lo ha vuelto a hacer, escribe mucho, a veces demasiado, quizá estos libros sean una oportunidad de ser el Readers Digest del catalán, una especie de compendio resumen debidamente maqueado de su complejo pensamiento, o de su pensamiento complejo, que lo mismo me da porque me da lo mismo. Si se atreven, lean, si aprecian a Jordi, lean, si le odian, lean, porque así tendrán razones para seguir a este peculiar docente que recibe besos y bofetadas a diario en cantidad alícuota. Yo le sigo en Twitter hace años y a veces también le atizo, por bocas.
Este catalán tiene polémicas a diario, le ponen a parir porque no tiene filtro, y es verdad, muchas veces se pasa y bien que se lo hacen (se lo hacemos) notar. No se engañen, en esencia es un bonachón con muchas ganas de hablar y de escribir, hay que apreciarlo así. Prueben, lean, y si no les gusta se lo cuentan a él, entra a todos los trapos.