Hoy en Público Pablo Sapag M. escribía un artículo con el título Chile, sin maquillaje donde habla de algo que no me sorprendió en el rescate de los 33 de Atacama. Ahí va la foto con las caras de los sepultados en vida:
Y aquí debajo la del presidente, el ministro de la minería, su clac y parte del equipo de rescatadores:
Pablo, el autor del artículo, apunta lo siguiente: los mineros son mestizos mientras que los miembros del Gobierno y los ingenieros a cargo del rescate son blancos y, en muchos casos, de apellidos centroeuropeos: Von Baer, Golborne, Kast, Sougarret, Schmidt, Ravinet, Hinzpeter, Larroulet, Fontaine, Solminhiac, Parot, Mañalich o Weber.
Vaya, o sea que no me habían engañado los ojos el día del rescate y como ocurre en todos los sitios, los currantes que se juegan la vida en tareas peligrosas son unos panchitos, y las clases dirigentes que se ponen las medallas son rubicundos Homo sapiens sapiens con una pinta de europeos que no ofrece dudas. No vamos a hablar de Chile como refugio de antiguos nazis que esparcieron su semilla por no caer en perogrulladas, pero aquello que afirmó Franco de dejarlo todo atado y bien atado funciona en todas las partes del mundo. Para nuestra desgracia.
PS: Me hago cargo de que todos somos cómplices de esa explotación, porque es casi seguro que el cobre que será el transmisor de este mensaje por Internet, que está aquí en mi teclado y mi ratón, ese cobre es muy probable que venga de esas minas sin control, sin seguridad y con personas muriendo a diario.