Hoy les he puesto a mis infantes de 12 añitos este gráfico para ver su reacción. Es una web en Flash (ya lo siento por la gente que lo vea en un dispositivo móvil), que nos habla de esto: Desde el Big Bang hasta hoy: cronograma de la evolución; una crónica del universo, el sistema solar y la aparición de vida en la Tierra. Empieza hace 13.820 millones de años y llega hasta nuestros días, un recorrido inmenso plagado de grandes números, de vacíos abrumadores donde parece que no pasa nada y de momentos estrella donde parece que pasa todo. Se oía el silencio hasta que se ha roto por puro nerviosismo, por no entender esas cifras tan gigantes. Y no me extraña.
Estamos con el tema de la vida, les flipa que a los virus no se les pueda considerar seres vivos, les alucina que tengamos tantas bacterias viviendo en nuestros cuerpos, tantos ácaros durmiendo en nuestras camas, siempre buscan el dato altius, citius, fortius, algo natural a su edad. Eso sí, cuando nos encontramos con estos guarismos enormes se pierden y piden sopitas. Yo suelo decirles que piensen en monedas de Euro. Cuando hicimos el modelo a escala del sistema solar jugábamos con eso, tantas monedas de distancia entre tal o cual planeta, hasta que la cantidad se disparaba y ya no les cabía en la cabeza, ni en la calculadora. Hay un momento de la clase donde ves explotar cabezas, donde sueltas un dato que habla de miles de millones de algo y les suena a chino mandarín. Por más que el gráfico hace zoom una y otra vez en periodos nimios de nuestra historia evolutiva, enseguida se pierde la perspectiva y sólo les queda clara una cosa:
SOMOS UNOS RECIÉN LLEGADOS A ESTE UNIVERSO
Aún así, se sienten importantes porque piensan que nosotros lo sabemos y, por ejemplo, las hormigas y las bacterias lo ignoran. O no.