En una curiosa entrada en mi blog de cabecera, Microsiervos, hay un vídeo sobre la «normalidad» al que se le pueden poner subtítulos en castellano latino. Juega con las estadísticas para establecer qué es lo normal y qué no lo es con datos fisiológicos como ser zurdo, miope, enrollar al lengua, el color de pelo, tallas, usos sexuales, en fin, datos curiosos. Lo vemos:
Nos gusta clasificar todo, ponerle etiquetas, definirlo, limitarlo, y así con los resultados del vídeo puedo ver que soy bastante normal: soy moreno, miope, enrollo la lengua, nací con una sola muela del juicio que conservo y estoy soltero. No voy a seguir que los vascos hablamos poco de sexo en público, y además lo que cuenta es vídeo es muy referido a los USA y sus costumbres sexuales, así que hasta aquí. Según las estadísticas soy bastante normal, de pequeña estatura y con más miopía que la media para la gente de mi zona y condición, pero por lo demás no demasiado alejado. Ahora vienen las preguntas. Ahí abajo.
¿Qué es ser normal? Según lo visto es ajustarse a unas medias estadísticas y así tenemos tallas XS, S, M, L, XL, XXL, etc. o zapatos con su número o gafas «de leer» con números fijos de graduación y disponibles en farmacias. Si tu talla está entre la M y la L, te fastidias, si un 39 te queda pequeño y un 40 grande, ajo y agua, ya sabes, hay que estandarizar para fabricar en masa. ¿Pero esto es normalidad?
Un inciso. Cuando a veces en las escuelas se nos presenta algún caso conflictivo siempre se oye el comentario de «es que no viene de una familia normal», que supongo será la clásica de parejita heterosexual con pareja de vástagos, aunque a veces también viniendo de familia muy «normal» hay algunos que se comportan de forma «anormal». Parece que haberse escapado de la norma te predispone a ir contra el orden establecido, a ser un rebelde sin causa en todos los ámbitos donde te muevas.
Puede inferirse que la normalidad es una especie de fin en sí mismo que debe perseguir esta sociedad para mantener su productividad, su orden, sus «normas», y aquellos que se escapen serán tratados diferente. La realidad es otra. En muchas ocasiones son esos «poco normales» los que han cambiado el mundo, grandes líderes, gentes de ciencia, de arte, de literatura, esas personas que eran raritas, que no eran como «el común de los mortales» y que despuntaron por ello, algunas triunfaron y otras fueron ignoradas
Pero volvamos a una de las preguntas iniciales, ¿qué es ser normal? Pues quitando que es lo que nos queda si no eres anormal, subnormal, supranormal y hasta si me apuras supernormal, no tengo una respuesta. Es más, no quiero ser normal.
Con esto de lo normal y lo no normal, me suelo acordar de una película, "El jovencito Frankestein"; cuando mandan a Igor a robar un cerebro, elige uno que resulta ser de un tal "A. Nórmal" según explica al doctor 😉
Y, en serio: el riesgo de aplicar "lo normal" a la calificación del alumnado.
Miedo da cuando se oye eso de "aplicar lo normal", porque ahí es más que nunca eso de "que se ajuste a la norma". El que se mueve en la foto no es que no sale, jope, es que sólo sale movido.